Prólogo al Cancionero Litúrgico.

Este Cancionero ha surgido como respuesta a nuestra necesidad de disponer de un repertorio adecuado de Cantos para la animación de las Eucaristías dominicales en nuestra parroquia de San Fernando, en Málaga (España).

En la red existen multitud de Cancioneros, muchos de ellos incluyendo los acordes para el acompañamiento con guitarra. Pero ante la evidencia de que en muy pocos casos se dispone de las partituras para poder acompañar con otros instrumentos (en nuestro caso, piano), nos hemos lanzado a la tarea de buscar, recopilar, y a veces incluso transcribir, los cantos que hemos venido utilizando más frecuentemente. La copia se ha realizado por nuestros propios medios, y si hemos pensado en ponerlos a disposición del público en general, es tan sólo porque hemos comprobado que es una laguna que existe realmente en la web.

Creemos que con esta iniciativa hacemos un favor a quienes pudieran estar interesados en disponer de estas partituras, y como nosotros, no las encuentran en Internet. Creemos que esta iniciativa también favorece, en cualquier caso, a los autores cuyos cantos la propia comunidad eclesial ha venido seleccionando a lo largo del tiempo, pues su inclusión en este Cancionero puede favorecer que se canten aún más.

No obstante, si algún autor se considera perjudicado con la inclusión de las partituras de sus canciones, pedimos disculpas por anticipado, y le pedimos que nos lo comunique. En cuanto recibamos su notificación, eliminaremos las partituras correspondientes a sus cantos de este Cancionero.

Siempre que lo hemos conocido, hemos indicado el autor y la procedencia de los Cantos seleccionados. La información recopilada de Internet, en cualquier caso, no siempre es fiable, por lo que pudiera haber errores, que nos gustaría corregir en la medida de lo posible; es por ello que si detectan alguna errata o laguna, rogamos nos lo comuniquen, aportando la información lo más exacta posible.

Esto mismo puede decirse de las propias partituras. Todos los que se han dedicado en algún momento a la animación litúrgica saben de qué manera la música que se utiliza en la liturgia es música viva; pero por ese mismo motivo, corre el riesgo de deteriorarse, por falta de preparación musical de quienes la interpretan, o simplemente porque pasa por muchas manos.

En este sentido, aún sabiendo que la transcripción que presentamos es la que nosotros cantamos, y aceptando que existen otras, pretendemos ser fieles al autor, por lo que si detectan errores, y nos los comunican, procederemos a la corrección de la correspondiente transcripción.

Es obligado decir que los errores en las transcripciones son sólo de quienes escribimos estas líneas, y no de los autores de los distintos cantos. En algunos casos, cuando hemos dispuesto de las partituras originales, hemos corregido erratas evidentes. Sentimos haber introducido todos aquellos errores que se hayan colado en la edición de las mismas.

No hemos introducido en el Cancionero las melodías correspondientes a los Salmos Responsoriales que cantamos entre lecturas. Cantar el Salmo nos parece litúrgicamente muy deseable, casi podríamos decir necesario, pero existe material de calidad y accesible a la hora de elegir el Salmo.

  • La posibilidad más sencilla, por la que hemos comenzado nosotros, es leer las estrofas del salmo, y cantar la aclamación al salmo entre estrofa y estrofa. El maravilloso Libro del Salmista (Libros Litúrgicos, Conferencia Episcopal Española) presenta varias musicalizaciones para la respuesta al salmo correspondiente a la liturgia de cada domingo, y para los tres ciclos anuales de lecturas. Además, la propia Conferencia Episcopal Española publica otra sugerencia de respuesta al salmo en el subsidio litúrgico que acompaña al Calendario Litúrgico Pastoral que edita cada año. Aparte, existen otros autores que han publicado melodías para el ciclo completo anual de salmos dominicales. Entre ellos, queremos destacar los compuestos por el padre José María Alcácer C.M., y recopilados por el padre Marcelino Boyero C.M., que esperamos que algún día vean la luz en forma de publicación, por su belleza y calidad.
  • En un segundo momento, nos hemos atrevido a cantar los salmos completamente. Una posibilidad es utilizar las respuestas citadas anteriormente, y cantilar las estrofas, según indica el propio Libro del Salmista, aunque esto requiere de una pericia especial del salmista. Existen, por otro lado, musicalizaciones excelentes para la mayor parte de los salmos. Hemos recogido también estos Salmos que utilizamos habitualmente para ponerlos a disposición de cualquiera, pero en otro Cancionero diferente.

Es por ello que en este Cantoral no aparecen Salmos; como se ha dicho, los recogemos en Cancionero aparte, incluso aunque a veces los cantemos en momentos litúrgicos diferentes del Salmo.

La selección de los Cantos ha sido natural: están transcritos los que hemos cantado en alguna ocasión. Ello no significa hacer un juicio de valor sobre los que faltan. En todo caso, están los que conocemos y nos parecen adecuados y suficientemente bellos. Por ello mismo, este Cantoral nace con vocación de ser continuamente ampliado; iremos añadiendo más cantos según los vayamos conociendo y utilizando, siempre que encontremos las partituras para copiarlos, o pericia suficiente para transcribirlos. No obstante, y aunque esto es algo completamente subjetivo, creemos que la selección de los cantos es adecuada; cubre casi todos los tiempos litúrgicos fuertes (quizá haya que hacer mención explícita como excepción a la Navidad, donde una selección es más difícil, por lo variado y extraordinariamente amplio que es el repertorio de villancicos), así como un conjunto representativo y suficiente de cantos para el tiempo ordinario. El lector juzgará el acierto en la selección de los cantos, pero hemos tratado de incluir cantos con calidad musical suficiente, así como con letras no excesivamente ramplonas. Es seguro que en opinión de quien lea estas líneas faltarán algunos cantos y sobrarán otros. Es, en fin, nuestra selección particular.

Ciertos cantos que aparecen en este Cancionero proceden de algunas iglesias protestantes. Creemos que para cantar a Dios no hace falta que quien compone la canción llame a Dios de la misma forma que quien la canta, o viva su fe en un mismo marco o tradición eclesial. Creemos, además, que es una riqueza y puede suponer un acercamiento a nuestros hermanos cristianos de otras confesiones cantar con sus mismas palabras. Por ello, no hemos tenido ningún reparo en recopilar esos cantos cuando nos han sido accesibles y nos han parecido de calidad tanto textual como musical.

Finalmente, quien use esta recopilación puede pensar que ha habido poco criterio en la edición del mismo. En parte es cierto, porque no ha nacido como un proyecto decidido de antemano y con un objetivo general. Ha nacido como respuesta a una necesidad concreta, y a veces cambiante. Cuando empezamos a editar partituras, jamás pensamos que llegaríamos a editar tal volumen de partituras. Por otro lado, en algunos casos, hemos tenido acceso a partituras originales con acompañamiento de varios instrumentos, o hemos dispuesto de grabaciones en las que aparecían varias voces. En otros casos, sencillamente, no ha sido así. Por esta razón, algunos cantos se presentan con acompañamiento de varias voces, y otros no tienen más que la melodía. Lo ofrecemos así, como lo hemos acabado y utilizado, sin ninguna pretensión, más que la de querer ser útil a alguien a quien pueda servir.

Unas palabras acerca de la elección del tono en que se han escrito los cantos. En general, se han escrito en tonos con armaduras sencillas (no más de dos alteraciones en la armadura), para facilitar su interpretación. Esto no supone un problema en cuanto al tono elegido, ya que cualquier piano electrónico permite el transporte de la melodía al tono más adecuado para el coro. Para facilitar esta tarea, en el comienzo de todos los cantos se ha introducido el ámbito. En cualquier caso, la armadura en que se han escrito las partituras evita notas más agudas que el Re alto (salvo excepcionalmente algún canto en alguna nota concreta y esporádica, o en segundas voces), para que puedan ser interpretadas por otros instrumentos sin alcanzar notas inalcanzables para un coro normal.

Un comentario adicional y menor acerca de las letras recopiladas. En las partituras que se recogen, en general, se ha incluido sólamente una estrofa y el estribillo. El interés ha estado centrado en la partitura musical, y por ello, como norma general, cuando existen varias estrofas, sólo se ha recogido la letra de la primera. Hemos hecho dos excepciones a esta norma: primero, en el caso de cantos en los cuales las distintas estrofas tienen música ligeramente diferente (esto ocurre con mucha frecuencia en los salmos, donde debido a lo irregular de la disposición de los acentos e incluso a la diferente medida de cada verso, cada estrofa tiene música diferente), y en segundo lugar, cuando incluir una sóla letra dejaba mucho espacio en blanco al final de la página. Cuando ya no era posible añadir un nuevo canto, pero podíamos rellenar introduciendo nuevas estrofas, lo hemos hecho.

Los cantos que contiene este Cancionero pueden ser cantados por un Coro normalito, sin necesidad de que sea un Coro polifónico. Por ello, se han evitado cantos más ricos a varias voces, que, a pesar de su belleza, quedan lejos de las posibilidades reales de un Coro promedio de parroquia. Para este tipo de Coros, existe otro material, abundante, y de probado valor, en Internet.

Hemos intentado editar partituras de calidad, y para ello, hemos usado la mejor herramienta que hemos encontrado: esa maravilla llamada Lilypond (lilypond.org), utilizada dentro del sistema operativo Linux.

Sería injusto concluir estas líneas sin dar gracias a Dios por la riqueza y variedad del tesoro que la música litúrgica supone para la Iglesia. Este agradecimiento es obligado también para los autores que con su trabajo y su saber hacen que podamos cantar a Dios desde el fondo de nuestro corazón. Gracias a ellos, nuestras celebraciones son más bellas, y sobre todo, más participativas y más vivas.

Málaga, 25 de febrero de 2011
Javier Ruiz

Prólogo al Cancionero Litúrgico (segunda edición).

Hace ya unos años que esta compilación de cantos comenzó su andadura. Fue en el verano de 2009 cuando comenzamos con esta tarea. A lo largo de los meses, y según las íbamos necesitando, el número de partituras fue creciendo, y el número de páginas, al principio en archivadores provisionales, también iba aumentando.

Cuando el volumen de cantos fue lo suficientemente grande, allá por febrero de 2011, pensamos en poner nuestro trabajo a disposición de cualquiera. Y lo hicimos colgando el documento en la web del Obispado de nuestra diócesis. Un trabajo de esta naturaleza no nace con vocación de ser un hit en la red de redes, pero nosotros estamos muy satisfechos con los centenares de visitas (casi seis mil) recibidas desde entonces. Muchas gracias desde aquí al responsable de Medios de Comunicación de la Diócesis de Málaga, que facilitó que pudiéramos ofrecer nuestro Cancionero de partituras desde su web.

Desde entonces, nuestras necesidades han cambiado. Y por ello, nuestras partituras han ido también cambiando.

  • Por un lado, la unión a nuestro coro de instrumentos melódicos no transportables (en nuestro caso, y en un primer momento, clarinete) nos obligó a cambiar nuestro punto de vista inicial, y tuvimos que modificar los tonos en que algunas de las partituras estaban escritas, para poderlas interpretar sin transporte. Ello nos obligó a duplicar el trabajo, para poder tener partituras para clarinete en si bemol, además de la normal para piano. Cuando apareció el tercer instrumento no transportable en una tonalidad diferente (saxofón en mi bemol), definitivamente tuvimos que cambiar de estrategia.
  • Por otro lado, en nuestras primeras partituras optamos en general por incluir tan sólo una de las estrofas, por comodidad en la edición de las mismas, y para aligerar el tamaño de nuestro Cancionero Litúrgico de partituras. Más tarde, con el uso semana tras semana, percibimos la necesidad de incorporar a las propias partituras todas las estrofas, por la incomodidad de tener que utilizar simultáneamente partitura para la música y cancionero para los textos.
  • Desde entonces, además, hemos añadido un número considerable de cantos nuevos.

Con cada partitura que era modificada, teníamos además problemas de compatibilidad, al tener ficheros correspondientes a versiones diferentes de Lilypond.

Por todo ello, ha surgido esta segunda versión del Cancionero que tienes en tus manos. Completamente modificado. Todos los cantos han sido reeditados, y están ahora escritos en la misma versión de Lilypond (2.16.0).

Simultáneamente hemos compilado cuatro cancioneros diferentes:

  • Tres de ellos nacen con la vocación de ser compatibles entre sí (cancionero para piano y/o guitarra, versión para clarinete en si bemol transportada un tono hacia arriba, y versión para saxofón en mi bemol, transportada tono y medio hacia abajo) para ser utilizados conjuntamente. En la medida de lo posible, se han utilizado claves que permitan ser cantadas por un coro normal, pero sin que la armadura para los instrumentos no transportables sea imposible.
  • Y un cuarto cancionero con claves sencillas (heredero de la idea con que surgió el primero), para coros más modestos donde el transporte no es un problema, pero claves más difíciles pudieran representar una limitación.

Por supuesto, los cantos son los mismos; todos los ficheros son compilados simultáneamente. Los cantos uno a uno han sido también subidos a la web en estos tres tonos diferentes, para abrir una posibilidad más: presentar los cantos en diferentes tonos, para que cada coro elija el que le resulte más conveniente en función de la tesitura de sus voces.

La mayor parte de los cantos ha sido revisada y cotejada con las fuentes, con ayuda de folletos originales de cantos que hemos podido encontrar tras buscar entre los viejos libros olvidados y llenos de polvo de varias parroquias, y en internet. Hemos ampliado lo máximo posible la información relativa a autores, folletos o discos, y año de edición (este dato no ha sido posible siempre, porque aunque parezca mentira, en muchos de aquellos folletos de cantos de hace casi cincuenta años, no aparece la fecha de edición; no se preocuparon de fecharlos: quizá no creían que sus cantos llegarían y seguirían cantándose decenas de años después). Sentimos no poder dar noticias de los autores de todavía demasiados cantos. Y pedimos disculpas por los errores en la atribución de autoría que aún puedan quedar en estas páginas.

Recientemente, en febrero del corriente año, hemos tenido otra novedad. Percibiendo que los motores de búsqueda tienen dificultad en localizar nuestras partituras al ser ofrecidas sólo como fichero .pdf, y que no llegan tan lejos como quisiéramos, nos decidimos a crear un nuevo sitio web donde subir todas nuestras partituras, una a una (para facilitar las búsquedas).

Para ello, hace unos meses compramos el dominio:

www.cancionero-liturgico.org

en el que poder ofrecer nuestra compilación libres de desagradables publicidades, pero de forma abierta y gratuita. Ello, además, ha permitido que podamos subir a la web los ficheros .midi y .mp3 que nuestro programa de edición de partituras genera automáticamente, por si a alguien pueden ser de utilidad (para aprender cantos nuevos, o ver cómo suenan antes de ensayarlos y utilizarlos).

En menos de nueve meses, hemos tenido más de trece mil visitas. Muchas de ellas proceden de nuestro entorno más inmediato (de nuestro propio coro), pero es una alegría saber que desde entonces hemos recibido visitas de treinta y nueve países diferentes (imaginamos que algunas testimoniales, por ser países de habla no hispana). Todos los días tenemos visitas de ocho o diez países diferentes.

Finalmente, disponer de un sitio web ha abierto nuestro siguiente proyecto. Editar las respuestas al salmo de cada domingo (o festividad) que utilizamos en nuestras misas. Después de cerca de un año con esta tarea, hemos casi terminado de editar las respuestas a los salmos del ciclo litúrgico C, y esperamos ser capaces de terminar este proyecto, semana a semana, durante los próximos dos años.

Esperamos poder tener antes, eso sí, el Libro de Salmos que prometimos hace ya un par de años en la primera versión de este Cancionero, y que sigue permanentemente pendiente de revisión. Algunos de los salmos han sido subidos ya a nuestra web uno a uno, pero el Cancionero de Salmos sigue sin ver la luz.

No puedo terminar estas líneas sin hacer una referencia expresa, como ya hacía hace más de dos años, a los autores que con su buen hacer musical hacen posible que nos dirijamos a nuestro Padre Dios cantando. Gracias a ellos, nuestra oración se hace canto, y nuestro canto se hace oración.

Málaga, 9 de noviembre de 2013
Javier Ruiz